Esta vez me gustaría hablar sobre una rama de la ciencia llamada biología evolutiva, cuyo objetivo principal es estudiar cómo evolucionan las especies a través del tiempo.
“Nada en Biología tiene sentido si no es a la luz de la Evolución”
-Theodosius Dobzhansky, 1973 [1]
He decidido hacer un artículo al respecto porque saber de dónde vienes te permite entender cómo funciona tu cuerpo, qué estímulo son mejores y por qué. Además es aplicable para una amplia gama de temas, desde la nutrición hasta la psicología pasando por el entrenamiento y la anatomía de nuestras estructuras.
Podría escribir páginas y páginas; sin embargo, en este primer, y principal, artículo sobre el tema, quiero enseñaros lo básico, la idea principal en la que se basa esta rama de la ciencia. Conociendo esto podremos colocar nuestra forma de entender el cuerpo humano dentro de un marco teórico que nos sirva de referencia, y al que podremos acudir como herramienta a la hora de intentar explicar, o entender, cualquier fenómeno natural.
Uno de los mayores beneficios que obtenemos al estudiar biología evolutiva es que la podemos utilizar como filtro de información entrante. Me explico: una vez que la has entendido te das cuenta de que tiene su lógica es apabullante. Conocer una teoría tan potente, y aplicable, es muy útil porque puedes filtrar casi toda la información que recibes y preguntarte: ¿esto coherente con el lugar de donde vengo? Si la respuesta no, casi seguro que puedes descartar esa información. No siempre es tan simple, pero como primer filtro funciona. Verás algunos ejemplos más adelante.
Pero primero, ¿de dónde viene todo esto?
La teoría de la evolución
Sí, sé que lo habréis escuchado millones de veces, pero dejadme explicárosla desde un punto de vista un poco más pragmático.
Aunque la teoría de la evolución se atribuye a Charles Darwin por su libro The Origin of Species, muchos otros pensadores hablaron de ella años antes, pre-socráticos como Anaximandro o Empédocles ya postularon su existencia. Se basa en lo que llamamos selección natural(que es diferente de la selección sexual), que tiene tres principios:
- Los organismos producen descendencia con diferentes características, que pueden heredarse.
- Aquellos organismos producen más crías de las que pueden sobrevivir porque el mundo tiene recursos limitados.
- Los descendientes cuyos rasgos se adaptan mejor a su entorno sobreviven y transmiten esas variaciones a sus descendientes.
Lo cual se puede resumir en: Los individuos con características que fomenten la supervivencia tendrán más descendencia. Por lo que, generación tras generación, aquellas características que dificultan la supervivencia desaparecerán.
Eso significa que nuestros genes tienen información que nos indican cómo comportarnos, cómo correr, cómo construir las estructuras óptimas en el cuerpo,etc para poder sobrevivir. He aquí el quid de la cuestión: ya no vivimos como «deberíamos», ni vivimos en la jungla, no tenemos que buscar comida, ni caminar kilómetros hasta el río para obtener agua o correr para huir ¡Pero nuestros genes no entienden eso!
La biología evolutiva es la rama de la ciencia que se encarga de averiguar el contexto en el que han evolucionado para vivir los organismos y los problemas que advienen de no respetarlo.
Homo sapiens
En el caso de los humanos, desde que comenzamos nuestro viaje evolutivo con los pre-australopitecus (hace 6-7 millones de años) hemos sido esclavos de la selección natural. Sin embargo, en los últimos miles de años (~10 000 desde la introducción del cereal), hemos modificado a gran velocidad nuestro entorno. Ya no somos nómadas, tenemos comida ilimitada, calefacción constante, pantallas, medios de transporte, comunicación, somos capaces de construir edificios, etc. Todas estas comodidades, acompañadas de un aumento de la seguridad, han mermado selección natural a la que estábamos sometidos.
Básicamente: No hemos tenido tiempo de crear las adaptaciones necesarias para vivir en la sociedad que hemos construido.
Es por eso que en la sociedad actual tenemos tantos problemas con nuestra salud, no comemos de la manera en que estamos diseñados para comer, ni nos movemos de la manera en que estamos diseñados para movernos, ¡No vivimos de la manera en que somos diseñado para vivir! Es por eso que existen el ejercicio y las dietas, para suplir esa falta de correspondencia con nuestros genes.
Debemos también notar que, habitualmente, hablamos incorrectamente sobre la evolución. Por ejemplo, hay árboles que tienen algunos agujeros en sus ramas para dejar pasar el sol a través de ellos, de forma que otras plantas puedan vivir en la base de esos árboles. Es fácil pensar: Cuán inteligente es la naturaleza, que hace que los árboles tengan agujeros en sus ramas para que otras plantas puedan vivir. Este razonamiento es incorrecto. La verdadera explicación es : Aquellos árboles que no tenían agujeros en sus ramas murieron (tal vez, porque la falta de vegetación en su base hizo el sustrato menos nutritivo) y no pudieron reproducirse. Esto es un error muy común, piensa en la evolución como una máquina de matar, no como una recompensa a las características positivas.
Cómo aplicar la biología evolutiva:
Uno podría preguntarse, está bien, pero ¿cómo aplico la biología evolutiva en mi día a día? Veamos algunos ejemplos
Descalzarse
Habitualmente me preguntan, ¿por qué entrenas descalzo? o ¿por qué andas descalzo en tu casa? La respuesta es simple: Porque estoy hecho para ello. A lo largo de miles de años hemos evolucionado hasta desarrollar la herramienta perfecta para caminar, saltar, correr y cargar. No se puede crear una estructura mejor para esos fines que los pies, el tobillo, la rodilla y la cadera.
Nuestra anatomía es una obra maestra de ingeniería que, cuando funciona correctamente, lo hace mejor que cualquier máquina. Imagina que diseñas algo. Ahora piensa que dispones de millones de años para hacer ensayos de prueba y error con miles de sujetos. Tu diseño, tras tanto tiempo será casi perfecto. Esto es lo que ocurre con el cuerpo, cada pequeño elemento está ahí por una razón. Todo lo innecesario ha sido eliminado.
El Marketing
Son las empresas las que nos han dicho desde que nacimos que necesitamos el último modelo de Nike para correr, o que necesitamos zapatos hiper-amortiguados para minimizar el impacto, etc. Cuando la realidad es más simple, obvia y barata. Todo lo que necesitas son tus pies, y si caminas, corres y saltas descalzo, volverás a aprender a hacer esas tareas sin lesiones, como hemos estado haciendo durante miles de millones de años. Nótese que he utilizado la palabra aprender aquí adrede. Tras haber crecido, corrido y vivido tantos años con zapatos, si decides quitártelos tendrás que aprender a utlizar tus pies.
Cuando corres con los zapatos acolchados, recibes con el talón (talonas); sin embargo, al correr descalzo, lo primero que toca el suelo es la «bola» del pie, los metatarsos. De esta forma el tobillo puede amortiguar la recepción mediante la activación del sóleo y el gemelo y evitar así el impacto.
Hagamos una prueba: descálzate. Ahora salta. ¿Cómo has caído? ¿has aterrizado con tus talones? (Ojalá que no) ¿O con tus metatarsos, y has usado los gemélos, sóleos y las rodillas para suavizar el impacto?. Entonces, ¿por qué aterrizas con los talones cuando corres?
Conclusión
Ser coherente con nuestras estructuras hace que funcionen correctamente, si y solo si han estado trabajando de esa manera durante toda su vida. Eso significa no puedes quitarte los zapatos y caminar y correr como cuando usas zapatos, tienes que, como he dicho anteriormente, aprender. Vas a tener que aprender a caminar antes que a correr, porque tu musculatura está atrofiada y además no tienes los patrones neuronales que activan correctamente la musculatura.
Como nota final en este ejemplo, me gustaría señalar que los pies son una de las partes del cuerpo con más terminaciones nerviosas. Esto es así porque, cuando uno va descalzo, mucha información tiene que viajar desde los pies al cerebro: ¿Por dónde estamos caminando? ¿Es suave? ¿Hace calor? ¿hace frío? ¿está mojado? ¿Nos puede hacer daño? … Si pisamos una pequeña roca, un reflejo instantáneo debería hacer que nuestro pie se levante rápidamente. Además un pie acostumbrado a ir descalzo desarrolla un cuerpo calloso que lo protege.
Esto solo sucede si el pie ha sido «educado» a lo largo de una vida, sin embargo, habitualmente los ponemos en una «manopla». Imagínate si pusiéramos nuestras manos en un guante todos los días, desde que nos despertamos hasta que volvemos a la cama, ¿crees que todavía podríamos usar nuestras manos? Lo mismo se aplica a nuestros pies, muchas personas han olvidado cómo usarlos (como Uma Thurman en la escena de Kill Bill). Estamos hechos para ir descalzos, y comenzar a hacerlo es una de las formas más simples de mejorar tus problemas de tobillo, rodilla, cadera e incluso espalda.
Este sería un ejemplo del hilo de pensamiento utilizado en biología evolutiva. Veamos otro.
Biología evolutiva y la alimentación
Los principios de la Biología Evolutiva también aplican a la pregunta:
¿Cómo debo comer para mejorar mi salud?
¿Crees que nuestros antepasados, aquellos que vivieron en cuevas y lugares salvajes, podrían alimentarse únicamente con plantas, que son mucho menos densas energéticamente que otros alimentos, como la carne o el pescado? Probablemente no, para sobrevivir comimos casi de todo y de forma lo más variada posible; para, simple y llanamente, poder obtener todos los nutrientes necesarios. No estoy diciendo que estos no se puedan obtener con una dieta vegana. Pero hacerlo requiere de muchísimo más esfuerzo, conocimiento y planificación que con una menos restrictiva.
Mirando otras culturas
De acuerdo a la biología evolutiva, hemos evolucionado comiendo carne, verduras, pescado y frutas. Básicamente lo que sea que hubiera a nuestro alrededor. Algunas culturas basan su alimentación más en la carne, otras en los tubérculos, otras en las frutas, otras en los pescados. Dependiendo del entrono y la estación en que se encontraran.
Analizando nuestras estructuras
Por otro lado nuestro intestino está hecho para digerir carne, su longitud y las enzimas que producimos son prueba de ello[5][6], y todo nuestro cuerpo funciona perfectamente cuando lo alimenta con los nutrientes que necesita (es como los coches, ¿pondrías gasolina a un uno diesel? ¿Alimentarías una planta con pechuga de pollo? No, porque no está diseñada para alimentarse con ella).
Algunas poblaciones han desarrollado mejores genes para digerir carbohidratos, grasas, frutas, carnes o productos lácteos. Debido a que somos una fantástica herramienta de adaptación hacemos lo que sea necesario para sobrevivir. Podemos sobrevivir con casi cualquier cosa. Sin embargo cuando se trata de optimizar la salud, es otra cosa. Cada alimento tiene sus propios macro (y micro) nutrientes y si se excluyen ciertos grupos de ellos de nuestra dieta podemos tener problemas.
En resumen, si tu objetivo es rendimiento deportivo y mejorar tu salud, ser vegano no es tu mejor opción.
Finalmente me gustaría aclarar que no estoy hablando de ser vegano por razones morales, si crees que matar animales para comer es cruel, sientes que no debes hacerlo y estás dispuesto a pagar el precio en lo referente a tu salud para minimizar el daño a los mismos, estás en todo tu derecho de hacerlo.
Ritmos circadianos
Otro aspecto del que obtenemos un punto de vista interesante cuando lo analizamos con la biología evolutiva es el sueño, y para mejorar tu sueño, debes ser coherente con lo que llamamos los ritmos circadianos.
Los ritmos circadianos son cualquier proceso biológico que muestra una oscilación endógena de aproximadamente 24 horas. Suelen ser oscilaciones en la producción de hormonas, y tienen que ver con nuestros horarios de sueño, comidas y exposición solar principalmente.
La existencia de los mismos es la razón por la que es más probable que aumentes de peso si duermes durante el día y estás despierto durante la noche[7][8]. Si no intentas acomodar tu horario de sueño a la noche y de actividad física al día aparecen problemas. Por ejemplo: la testosterona se produce en ciertas fases del sueño cuando este ocurre por la noche, si dormimos durante el día o no dormimos lo suficiente nuestra testosterona baja[9][10], reduciendo nuestra capacidad para generar masa muscular, y eliminar el tejido adiposo. La falta de sueño también se asocia a mayor resistencia a la insulina y otros desórdenes hormonales.
Estamos hechos para estar despiertos durante el día. ¿Como lo sabemos? Pues porque nuestros ojos están adaptados al espectro de luz solar diurno y porque necesitamos sol para producir Vitamina D. Además, la vigilia diurna es un patrón que se puedeobservar de forma trans-cultural, lo que significa que no es un resultado de nuestra sociedad actual. Es parte de lo que significa ser humano.
Desde el punto de vista de la biología evolutiva, aprendemos que dormimos mejor si utlizamos velas antes de acostarnos, mantenemos la habitación a una baja temperatura y si mantenemos un horario de suelo regular.
Más ejemplos
Otras estructuras o sistemas que pueden entenderse bajo el marco de la biología evolutiva pueden ser: la luz azul y la secreción de melatonina, el ayuno, el uso de gafas, la posición de sentadilla profunda, la presencia de pelo en nuestro pubis y axilas, el sistema inmune y la exposición a la suciedad,… La lista es interminable, y hablaremos de ellos en futuros artículos.
Conclusión: La biología evolutiva, una herramienta del pensamiento.
Analizar de dónde venimos es una herramienta muy poderosa para comprender la información relacionada con nuestra naturaleza. Intenta utilizarla todos los días para tener un contexto sobre qué comer, cuándo comer, cómo dormir, etc.
Cada consejo que encuentres en revistas, Internet o te dé un tipo en el gym, pregúntate si es coherente con nuestra historia. Si no lo es, puedes tener un 90 por ciento de seguridad de que lo puede desechar. Si es coherente, únicamente ha pasado la primera barrera de nuestro filtro, ahora tiene que pasar las demás, pero por lo menos no es catastróficamente incoherente con tus genes.
Referencias y lecturas sugeridas:
[1] – Nothing in Biology Makes Sense except in the Light of Evolution. Theodosius Dobzhansky. The American Biology Teacher, Vol. 35, No. 3 (Mar., 1973), pp. 125-129. (http://biologie-lernprogramme.de/daten/programme/js/homologer/daten/lit/Dobzhansky.pdf)
[2] The Story of the human body. Daniel E. Lieberman.
[3] Paleo Manifesto. John Durant.
[5] Impact of meat and Lower Palaeolithic food processing techniques on chewing in humans. Katherine D. Zink & Daniel E. Lieberman. Nature volume531, pages500–503 (24 March 2016). (https://www.nature.com/articles/nature16990)
[6] Katharine Milton; The Critical Role Played by Animal Source Foods in Human (Homo) Evolution, The Journal of Nutrition, Volume 133, Issue 11, 1 November 2003, Pages 3886S–3892S, https://doi.org/10.1093/jn/133.11.3886S
[7] Association between sleep disorders, obesity, and exercise: a review. Trent A Hargens, Anthony S Kaleth, Elizabeth S Edwards, and Katrina L Butner. (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3630986/)
[8] Sleep and obesity. Guglielmo Beccuti and Silvana Pannain. (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3632337/)
[9] The relationship between sleep disorders and testosterone in men. Wittert G. (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24435056?report=abstract)
[10] Effect of 1 Week of Sleep Restriction on Testosterone Levels in Young Healthy MenFREE. Rachel Leproult & Eve Van Cauter. (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4445839/)
[11] Evolution of Diet. Ann Gibbons. National Geographic (https://www.nationalgeographic.com/foodfeatures/evolution-of-diet/)
Artículo escrito por Pablo Bañon Pérez. Abril 2018.
