En el artículo de hoy voy a continuar la temática de la entrada sobre mitos del entrenamiento. Esta vez hablaré sobre algunos clásicos del fitness: falacias que lamentablemente encontrarás en casi cualquier centro de entrenamiento, además de ser parte del conocimiento popular.
Cardio y pérdida de peso
MITO: “El cardio es la mejor manera de perder peso”
La idea de utilizar el cardio para perder peso es ineficiente en el mejor de los escenarios, incluso entendiendo el metabolismo desde el punto de vista del equilibrio calórico. Piensa en el gasto: puedes comerte un bocadillo de patatas en cinco minutos, y requerirá una hora de cardio quemar esas calorías.
Este problema temporal parece solucionarse cuando aparece en escena el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT), que permite gastar muchas calorías en menor tiempo, y además mantener un gasto metabólico acelerado horas después de entrenar. Puede sonar bien, pero estos sistemas tienen un coste, además de seguir siendo muy ineficientes. El precio a pagar es la aceleración del envejecimiento biológico, a causa de la mayor producción de PGA en la oxidación celular derivada de la quema de macros.
La solución ideal para la pérdida de peso la encontramos a partir de la comprensión de ciertos mecanismos fisiológicos, que explico en el artículo sobre cómo engordamos; pero en resumidas cuentas la mejor opción es la cetosis endógena.
Cuando ayunamos y conseguimos transicionar a un estado de cetosis usamos la grasa endógena para producir cetonas con las que funcionar, gracias a la inhibición de la insulina y el aumento del glucagón en el organismo; por lo que si quieres perder peso deberías favorecer este equilibrio hormonal por medio de una dieta baja en carbohidratos alternada con periodos de ayuno.
Quiero recalcar que con el fin de acelerar el proceso podemos incorporar entrenamientos de HIIT a esta estrategia nutricional, incluso entrenamientos de fuerza e hipertrofia, con el fin de generar más masa muscular y aumentar el gasto metabólico basal.
No pain no gain
MITO: “No pain no gain; sin dolor no hay ganancias”
Quizás uno de los mitos del entrenamiento más interiorizados por el fitness tradicional. Creo que el motivo por el cual este mensaje ha cautivado a tanta gente es por la actitud de esfuerzo que subyace en el mensaje. Esa parte la compro, porque es cierto que sin esfuerzo no podemos crear cambios. El problema está en el significado más superficial y evidente, y la respuesta es bien sencilla: el entrenamiento NO debe producir dolor; buscarlo a conciencia es una estrategia estúpida que te acerca mucho más a la lesión y a la frustración que al progreso.
Obviamente podemos hablar de matices, como los dolores “fantasma” que se sienten en ciertas fases de la rehabilitación de algunas lesiones, o cuando un individuo desentrenado no es capaz de discernir entre dolor y otras sensaciones del entrenamiento; pero por norma general el dolor tiene el propósito de avisarnos de que el estímulo en cuestión que lo causa nos está afectando negativamente.
Ejercicios saludables o perjudiciales
MITO: “Hay ejercicios intrínsecamente lesivos que debes evitar; otros, en cambio, son muy recomendables”
Este es uno de los mitos del entrenamiento más nocivos a mi parecer, la idea del cual se origina al querer evitar el uso de los patrones en los cuales la gente se suele lesionar, lo que supone un problema, ya que el cuerpo humano no es una máquina y la ausencia de estímulos a largo plazo siempre crea fragilidad. Creo que hablar de ejercicios lesivos o beneficiosos sin un contexto es otorgarle al propio ejercicio un poder que no posee, pues para saber si un patrón determinado puede causar una adaptación negativa o positiva, hay que conocer el contexto de aplicación.
En contraposición a la teoría del enunciado, yo propongo que no existen patrones intrínsecamente incorrectos, ya que todos los gestos que puedas ejecutar estarán dentro de lo que tu sistema músculo-esquelético y tus ejes articulares te permitan hacer como ser humano. Como digo siempre: contexto.
Para despedirme quiero añadir una reflexión final:
Sin escepticismo crítico caminamos a ciegas por un sendero desconocido y lleno de falsas creencias; duda y crea tu opinión, no te conformes con la de los demás.
Artículo escrito por Pablo Vázquez Arillo, Diciembre 2018.