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20 de enero de 2024

¡Hola!

La entrega de esta semana pone el foco en la nutrición. Por un lado, hablamos sobre la alimentación y la producción de testosterona y, por otro, explicamos las rutas que el cuerpo puede seguir para generar combustible. ¡No os lo podéis perder!

Pablo Bañón

Cómo comer para aumentar tu testosterona

Cómo comemos tiene un gran impacto en nuestro estado hormonal. Si nuestro objetivo es aumentar nuestro rendimiento y nuestra composición corporal, mantener unos niveles adecuados de testosterona es clave.

Dado que vivimos en una sociedad donde predomina el sedentarismo y la calidad nutricional va perdiendo terreno frente a los ultraprocesados, es importante prestarle atención a nuestra dieta para intentar compensar estos problemas.

En el siguiente vídeo, Nutrition Library hace un excelente resumen de qué comer y por qué hacerlo para mantener unos niveles de testosterona óptimos.

Curiosamente, os interesará saber que si vuestro interés es mejorar la composición corporal o la salud cerebral, la dieta recomendada es prácticamente la misma. Para los freaks de la biología evolutiva quizá esto no sea una sorpresa. Y es que nuestro cuerpo ha evolucionado adaptado a algo muy simple: comida poco procesada, con presencia de regular de productos animales y gran cantidad de ejercicio. Sigue esta receta tan sencilla y prácticamente todas las métricas de salud mejorarán.

Pablo Vázquez

Cetosis: qué es y cómo se produce

Desde hace unos años, las dietas bajas en carbohidratos han cogido mucho protagonismo en el mundo de la nutrición. Aquellas en las que se consumen muy pocos hidratos o incluso ninguno, como las cetogénicas o las carnívoras, inducen un estado llamado cetosis. ¿Pero qué es exactamente?

La cetosis es un estado metabólico en el que el cuerpo utiliza las cetonas como combustible en lugar de la glucosa. Las cetonas, como veremos a continuación, son unas moléculas que se crean en el hígado en ausencia de carbohidratos en la dieta. Primero, veamos brevemente qué sucede cuando sí hay glucosa en sangre. Al ingerir hidratos de carbono, ya sean simples o complejos, estos se acaban descomponiendo, entre otras cosas, en glucosa. Una parte de este nutriente es utilizada como fuente de energía, pero todo el exceso que no pueda usarse de inmediato será almacenado gracias a la insulina, hormona producida por el páncreas y encargada de regular los niveles de azúcar en sangre (entre otras cosas). Toda esa glucosa se almacena principalmente de dos maneras: por un lado, llena las reservas de glucógeno que tenemos en los músculos y en el hígado y, por otro, se transforma en grasa mediante un proceso llamado liponeogénesis (literalmente: creación de grasa).

Ahora bien, ¿qué sucede cuando no hay glucosa en sangre? En esta situación, el cuerpo empieza a cambiar su estado hormonal. Dado que no hay azúcar que regular, los niveles de insulina bajan y, en consecuencia, suben los de glucagón, hormona encargada de liberar el glucógeno que hay en las reservas. Este proceso dura entre 24 y 36 horas, dependiendo de la cantidad de glucógeno que haya almacenado. Pasado este tiempo, si todavía no hay presencia de glucosa, tiene lugar en el hígado un proceso llamado gluconeogénesis, es decir, la creación de glucosa. Para ello, el hígado utiliza grasas, tanto las que tenemos almacenadas como las ingeridas y, en menor medida, proteínas.

Sin embargo, este método de producción de energía no es fácil de mantener en el largo plazo, por lo que al cabo de unas 16 a 32 horas comienza el proceso de cetogénesis; esto es, la creación de cetonas. Como hemos dicho antes, la producción de estas moléculas se da en el hígado, órgano que, gracias de nuevo al glucagón, toma los ácidos grasos del cuerpo y los descompone. Se crean así los cuerpos cetónicos y, partir de este momento, el cuerpo está en cetosis. Este estado, que, por cierto, proporciona energía al cerebro igual que lo hace la glucosa, no debe confundirse con la cetoacidosis, una condición que se da cuando la cantidad de cetonas es demasiado elevada (normalmente, más de 10 mmol/L). Este estado, que es peligroso y debe tratarse, es imposible de inducir con una dieta cetogénica o con ayunos controlados, y suele da en personas con diabetes tipo 1 (por eso se conoce como cetoacidosis diabética) y en contextos de alcoholismo prolongado. En cualquier caso, para asegurarse de que se mantiene un umbral aceptable de cetonas en sangre (entre 1 y 6 mmol/L), existen medidores de cetonas que cualquiera puede adquirir, como el de Keto Mojo, para llevar un control de la producción de estos cuerpos.

En resumen, funcionamos con hidratos, grasas y cetonas como combustible primario, pero el organismo no funciona con grasas y cetonas si puede funcionar con hidratos, por lo que debes incluir periodos sin carbohidratos si quieres ser eficiente energéticamente en estas rutas metabólicas. Y no solo esto;  además, así serás flexible metabólicamente, es decir, tu cuerpo será capaz de cambiar de fuente de combustible de manera rápida.

Si habéis llegado hasta aquí y queréis saber más sobre este tema, podéis visitar nuestro blog y ojear los artículos sobre nutrición. Allí aportamos más fuentes que también pueden seros de utilidad.

Esperamos que hayas disfrutado de esta Newsletter. Si tienes cualquier duda o sugerencia puedes contactarnos respondiendo a este e-mail.

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