El mundo de la nutrición es muy confuso, incluso para quienes estamos bien versados en el tema. La evidencia actual es compleja y, en muchas ocasiones, no apunta en una dirección clara. ¿Es mejor una dieta alta o baja en carbohidratos? ¿Son las grasas las responsables de las enfermedades cardiovasculares? ¿Debemos reducir el consumo de sal o, por el contrario, es la clave para solucionar muchos de los problemas actuales?
Cuestiones como estas son las que debatimos regularmente en el grupo de Enso Movers, donde analizamos los argumentos desde ambos lados. Muchas veces, sin llegar a una conclusión definitiva, y eso es algo positivo. Es positivo porque el cuerpo humano es un sistema muy complejo, y los sistemas complejos tienden a funcionar de muchas maneras diferentes. Cuando escuchamos una narrativa que nos promete una solución revolucionaria, universal y definitiva, deberíamos ser escépticos.
Lo más común es que la respuesta sea: "depende". Para algunas personas, reducir la sal es beneficioso; para otras, aumentarla ligeramente puede ser positivo. Algunas personas funcionan muy bien con dietas bajas en carbohidratos, mientras que otras se benefician enormemente al incluirlos en su alimentación. Lo realmente relevante es que, a nivel individual, no eres un simple reflejo del promedio estadístico de un estudio, ya que podrías encontrarte en alguno de los extremos de la curva de Gauss.
Sin embargo, hay un aspecto que ha recibido un respaldo científico sólido en los últimos años: la cantidad de proteínas que debemos consumir. Si bien sigue habiendo debate entre dietas altas en carbohidratos y bajas en grasas versus dietas altas en grasas y bajas en carbohidratos, en lo que sí parece haber consenso es en que una ingesta elevada de proteínas es extremadamente beneficiosa para la salud (exceptuando casos específicos, como enfermedades renales).
Hasta hace poco, se pensaba que consumir más de 1.6 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal no aportaba beneficios adicionales en términos de masa muscular. Sin embargo, recientes metaanálisis han demostrado que, para personas que entrenan de forma consistente, más proteína parece ser mejor. Así de simple. Y esto se ha confirmado incluso al corregir por ganancias o pérdidas de peso. |