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Mi colega Rafa se ha comprado un coche.
Bueno, no se lo ha comprado. Se lo compró su padre. Un Seat León de segunda mano. Pero en la mente de Rafa, es un puto Ferrari.
Y como buen amante de la saga 'Fast & Furious' (de las malas, de la 7 en adelante), ha decidido que su misión en la vida es convertir ese coche en una nave espacial.
El otro día me lo enseñó, con el orgullo de un padre primerizo.
—Mira, Felipe, mira qué le he puesto.
Y ahí estaba. Un alerón.
Pero no un alerón normal. Era una puta tabla de planchar atornillada al maletero. Una obra de ingeniería tan sutil como una patada en los cojones. Si un día llueve, puede montar un puesto de picnic ahí detrás.
—Brutal, Rafa —le dije, intentando no reírme—. ¿Y esto... para qué sirve exactamente?
Rafa se hinchó como un pavo real. Se preparó para soltar la masterclass.
—Esto, Felipe, es aerodinámica. Pura ciencia. Esto me da más agarre y por lo menos 20 caballos más de potencia. Cuando pillo los 120 en la autovía, el coche se pega al suelo que no veas.
Me quedé mirándole.
Y tuve que morderme la lengua para no decirle la puta verdad.
Que ese alerón, en un coche como el suyo y a 120 por hora, hace lo mismo que si le pega un póster de Vin Diesel en el techo. Nada. Cero. Es un puto adorno que pesa un quintal y le hace gastar más gasolina.
Que la única función de un alerón así es generar carga aerodinámica para que no te salgas en una curva a 200 por hora en un puto circuito. Y que él lo más rápido que coge una curva es la de la rotonda para ir al Mercadona.
Mi colega se ha gastado 300 pavos en una herramienta de la hostia, pero no tiene ni puta idea de para qué coño sirve. Solo la lleva porque "mola" y porque "se supone que te hace mejor".
Y mientras volvía a casa, con la imagen de esa tabla de planchar en la cabeza, fui al gimnasio. Y lo vi.
Vi a un chaval. Se iba a hacer un puto curl de bíceps. Con la barra de 20 kilos. Y antes de empezar, se apretó un cinturón de halterofilia con la misma solemnidad con la que un samurái se pone el 'katana'.
Y mi cerebro hizo "clic".
ERA EL PUTO ALERÓN DE RAFA.
El cinturón es una de las herramientas más malinterpretadas de la historia del fitness. La gente se lo pone pensando que es una armadura mágica que "protege la espalda". Se lo atan para hacer bíceps, para hacer press de hombro, para ir a cagar.
Y no tienen ni puta idea de para qué sirve de verdad.
No saben que su función no es "sujetar", sino "darle a tu abdomen algo contra lo que empujar" para aumentar la presión y estabilizarte como un puto bloque de hormigón. Es una herramienta de precisión para momentos muy concretos.
La cosa es que Pau, que de alerones de coche no sé si sabrá, pero de esto sabe un puto rato, se ha cansado de ver a la gente con la tabla de planchar puesta en el gimnasio.
Ha grabado un vídeo corto, al grano, donde te explica la puta verdad sobre el cinturón.
Te dice qué tipos hay, para qué coño sirve cada uno, cuándo es una herramienta de la hostia y cuándo es un puto adorno inútil como el alerón de mi colega.
Si tú también usas cinturón, o estás pensando en comprarte uno, míratelo. Te va a ahorrar parecer un cuñao en el gimnasio.
[El vídeo para que dejes de hacer el gilipollas con el cinturón]
Yo, por mi parte, voy a seguir entrenando sin él. Todavía no levanto el peso suficiente como para necesitarlo. Y admitir eso, joder, es el primer paso.
Felipe.
P.D.: El cinturón no te protege la espalda. Saber hacer una puta maniobra de 'bracing' te protege la espalda. El cinturón solo le da a tu 'bracing' un sitio donde apoyarse para la fiesta. Si no sabes de qué coño te estoy hablando, mira el puto vídeo. |