Enero es la época de las listas interminables de objetivos. Es fácil dejarse llevar por el entusiasmo del año nuevo y plantear metas ambiciosas: correr un maratón, dominar una nueva acrobacia o alcanzar un determinado peso muerto. Pero ¿cuántas de esas metas terminan relegadas a un rincón olvidado antes de primavera?
Hay un enfoque más efectivo para alcanzar tus metas: cambiar el foco de los resultados a los procesos. Los objetivos son importantes, pero no son más que puntos de referencia. Lo que realmente marca la diferencia es el sistema que construyes a diario para acercarte a ellos.
Por ejemplo, en lugar de obsesionarte con lograr el split completo, céntrate en incluir ejercicios de movilidad consistentes en tu rutina. En lugar de querer correr 10 km en un mes, haz que salir a correr sea una parte habitual de tu semana. Cuando trabajas en los procesos, los resultados llegan como una consecuencia natural.
La clave está en disfrutar del camino. Si el proceso te resulta insostenible o aburrido, no llegarás lejos. Ajusta tu sistema para que se integre con tu vida de manera realista. Puedes pensar en pequeños cambios sostenibles en lugar de grandes saltos.
Este enfoque también te enseña a ser más flexible con tus metas. A veces, los objetivos cambian porque tú cambias, y está bien. Lo importante es mantenerte en movimiento, aprendiendo y disfrutando del viaje.
Este año, en lugar de fijarte solo en lo que quieres lograr, pregúntate: ¿qué puedo hacer hoy para acercarme un poco más a esa versión de mí mismo que quiero ser? Recuerda, el progreso no es lineal, pero siempre será una suma de pequeñas decisiones conscientes.
¡A por un 2025 lleno de aprendizaje y movimiento constante! 💪
Pablo Jurado |