Estaba el otro día en el sofá, en ese limbo existencial entre el final de un capítulo de una serie y la pereza de levantarse a por una cerveza.

Un momento de profunda introspección.

Así que hice lo que hacemos todos en esos casos: agarrar el móvil sin ningún motivo.

Y mientras pasaba el dedo por la pantalla, como un zombi buscando cerebros, me fijé en una cosa en la que nunca había pensado.

El “Modo No Molestar”.

Y me quedé pillado.

“No Molestar”.

Lo que implica, por pura lógica aplastante, que el modo por defecto, el que tienes puesto AHORA MISMO, es el “Modo Molestar”.

Tu teléfono no tiene un modo “normal” y un modo “silencio”.

No. Tiene un modo “DEJA DE DARME EL COÑAZO” y otro que es, básicamente, “VENGA, FRÍEME A MIERDAS”.

Es una puta invitación abierta. Un cartel de neón que dice: “¡Eh, mundo! ¡Estoy disponible para cualquier gilipollez que se te ocurra! ¡Mándame notificaciones del grupo de padres del cole! ¡Avísame de que a Sandra la Instagramer ha subido una foto de su culo! ¡Interrumpe mis pensamientos con una alerta de que ha habido un terremoto en las antípodas!”.

Y lo peor no es eso.

Lo peor es que te encanta, perra.

Te encanta que te molesten.

Ese pitido, esa vibración… es la excusa perfecta. El rescate de última hora que te salva de tener que terminar ese informe asqueroso para tu jefe.

La interrupción divina que te libra de escuchar a tu cuñado contarte, OTRA VEZ, lo bien que le va con el crossfit.

Es la coartada para no ponerte a entrenar de una puta vez. “Uf, justo ahora que iba a empezar, me ha llegado un WhatsApp…”.

Y luego, claro: “Bah, es que con este calor… ya en septiembre”.

El verano, ese maravilloso cajón de sastre donde metemos todas las cosas que no nos apetece hacer.

Somos yonquis de la distracción. Preferimos mil veces el caos de las notificaciones a la puta tarea que tenemos delante.

Porque la tarea importante es difícil. Requiere foco. Y el foco da pánico.

Total, que pensé:

Si de verdad quieres hacer algo que valga la pena, no puedes confiar en tu fuerza de voluntad.

Tu fuerza de voluntad es una mierda y lo sabes.

A la primera vibración del móvil, se va a tomar por culo.

La clave es crear un sistema.

Un entorno que te ponga las cosas importantes a huevo y las distracciones a tomar por culo. Un “Modo No Molestar” para tu vida.

Y joder, en eso los Pablos son unos putos arquitectos.

El “onlain coaxin” este no es solo una lista de ejercicios. Qué va. Es un sistema anti-distracciones de la hostia.

Te quitan de encima la peor distracción de todas: tener que pensar “¿y hoy qué coño entreno?”.

Tienes tu plan siempre al día. Masticado y preparado. No tienes que decidir. No tienes que buscar en YouTube. No tienes que dudar. Solo tienes que hacer.

Han creado un puto sistema a prueba de tu yo-procrastinador. Te lo ponen tan fácil que da más pereza buscar una excusa que ponerte a entrenar.

Es brutal, en serio. Es como poner tu cuerpo en “Modo No Molestar” durante una hora. Y en ese modo, joder, es cuando pasan las cosas de verdad.

En fin, otra de mis ralladas.

Supongo que es lo que pasa cuando empiezas a ver que las cosas se pueden hacer de otra forma. Que hay un método detrás de la locura.

Si quieres cotillear el sistema que tienen montado estos dos para que dejes de hacer el gilipollas, es este.

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Por cierto, un detalle sin importancia.

Estos dos majetes cierran el chiringuito este domingo.

A cal y canto.

Y no vuelven a abrir la puerta de la secta hasta dentro de 3 meses.

Dicen que es para centrarse en los que estamos dentro y no hacer las cosas a medias. Unos flipados, vaya, pero tiene su lógica.

Ahí lo dejo.

Piénsalo.

De aquí a 3 meses, cuando vuelvan a abrir, podrías estar ya haciendo cosas que ni te imaginas… o podrías estar en el mismo sofá, esperando a que una notificación te salve del aburrimiento.

Tú verás qué modo eliges.

Felipe.

P.D.: Si mis emails te parecen una amenaza nivel Yonkou, aquí tienes el botón rojo. Y si no, ya sabes, síguelos en redes para ver cómo sufrimos el resto de la tripulación.